El Acomodaticio
Es posible que despache puñaladas a mansalva. Pero me contendré de hacerlo. No es mi intención ensangrentarme con este escrito, ni quedar como un refunfuñón a la vista de ustedes.
Así que más vale que respire hondo. Contenga el aire.
Vuelva a respirar.
Antes de hacer justicia. Lanzar los primeros puñetazos y despacharme a gusto.
Porque ganas no me faltan. Por el contrario, estoy deseoso de acometer violencia. Liberar la ira que me está molestando.
Agarrar a alguien del cogote.
Sin riesgo de ajusticiarme. Porque qué van a hacer.
Nada.
Cuando uno se entromete en lo simbólico está liberado. Impoluto.
Imposible de ser ajusticiado.
Por eso es buena la escritura, para evitar los aprietes. El juicio que se impone. Y escuchar el veredicto.
Aquí uno despliega la ira sin problemas. Propina golpes o puñaladas.
Vuelve a arremeter a gusto.
Aunque el acomodaticio se inquiete. Sienta que se le viene el agua.
Mire de lejos y hoy. Justo hoy que era el día.
Se escape.
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