sábado, 19 de abril de 2008

Pensamiento...


"El Capitalismo Humanizado es un mundo donde los baños no son exclusivos de clientes".

JMV



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martes, 1 de abril de 2008

El Capricho

Oídos tapados y ojos vendados.

El capricho es una negación de lo externo. Una soberbia íntima e inquebrantable que se sostiene con ímpetu.

- ¿De qué me hablás?

- Del capricho.

Una determinación negadora, de imágenes mentales que se muestran firmes pero que en determinado momento se las tienen que ver con la realidad.

El capricho forcejea y se sostiene. Es perverso, traicionero y seductor.

Una voz única y unilateral que pretende pintar el mundo a su voluntad. Sin permitir que otro pueda sugerir una pincelada.

No es tonto. Se fundamenta en sus certezas.

Tampoco es inteligente, al no tener flexibilidad se cierra en un mundo que niega posibilidades.

En verdad lo único que le importa al capricho es salirse con la suya. Para regodearse de su logro y gozar del placer que supone tener el mundo a su voluntad.

Demasiadas pretensiones para una condición subjetiva tan vulnerable.
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domingo, 16 de marzo de 2008

Felipe Volador

Lo encontré a Felipe entre baldes, palas y juguetes. Estaba repleto de arena a unos cuantos metros del mar.

-Tío Juan, -dijo.

-Moto. Moto.

Felipe vino a mí para buscar diversión. Con su cara maquillada con arena y una pala amarilla se acercó para invitarme a jugar tenis.

-Tenis, tío, -dijo ofreciéndome otra pala como si fuera la mejor raqueta.

-Esperá Felipe, vamos a volar. Le anuncié como quien tiene la mejor propuesta para el festival.

Senté a Felipe en la reposera. Le indiqué que se agarre fuerte a los apoyabrazos. Y le pedí que esté concentrado y atento para el despegue.

-Despegamos, -anuncié. Mientras encendí el ruido de las turbinas que prometían llevar la reposera con Felipe por el aire.

Casi inmóvil con los ojos sobresaltados el cuerpito de Felipe aguardaba el vuelo prometedor. Con las turbinas crujiendo la silla despegó en plena playa de Necochea. Y salimos impulsados a recorrerla.

Felipe iba por el aire sentado en la reposera. Mientras los dos gritábamos y reíamos recorriendo la playa.

Sobrevolamos al padre y la madre que miraban el espectáculo. Avanzamos sobre la arena mientras nos acercábamos al agua. Pero volvimos en una curva violenta que llenó el vuelo de adrenalina.

Todo era perfecto hasta el aterrizaje.

-Ajustate los cinturones, Felipe.

Me miró sin entender nada.

-Aterrizamos.

La silla se elevó y empezó a descender. Fue un aterrizaje suave de Felipe volador.




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domingo, 2 de marzo de 2008

Marzo


Pasa el verano y llega marzo.

Un mes que invita a empezar. A asumir un cambio de prepo con sumisión. Algo así como una imposición que se revela sin permitir objeciones.

Marzo se presenta, te mira y te dice:

Vamos, vamos. A arrancar.

Con cara de pocos amigos y los pies hacia adelante no alcanza para evadirse de su capricho.

- Vamos.

Marzo quiere poner las cosas en su lugar. Como quien anuncia que termina la fiesta se muestra determinante.

Marzo es depresión. Es desgano.

Una mala noticia que se empeña en manifestarse.





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martes, 12 de febrero de 2008

Hombre al Agua


El lugar de la cornisa es un problema. Uno anda como un equilibrista por la vida.

¿Qué hace?

No se lanza.

¿No se lanza?

No. Se sostiene en el mismo lugar. Aunque vengan vientos y avance la marea. Se aferra con vocación como quien se adhiere a la certeza.

La cornisa es el punto equidistante de un lado y del otro. Un lugar que parece preservar el grado máximo de libertad.

Lanzarse a un lado trae sus beneficios y sus problemas.

Lanzarse al otro lado supone la misma suerte.

La diferencia con sostenerse en la cornisa es que mantiene sus beneficios y sus problemas. Aunque atente contra expectativas o promesas de un mundo mejor.

El inconveniente de permanecer en la cornisa es que puede llenarse de ruidos que primero perturben, luego provoquen y finalmente inviten a desistir. Saltar de una vez. A pesar de todo.

Vamos. Vamos…

Lo mismo me pasa con la pileta. Hay sol, hace calor. Empiezo a sentirme molesto en el borde. Me acerco al agua que promete refrescarme. Pero se insinúa demasiado fría.

Saltar. Saltar. Saltar Juan Manuel…

Otra vez volver a la sombra. Resistir el calor. Pensar en levantarme, acercarme a la pileta y zambullirme.

Pienso en quedarme o ir.

Pienso. Pienso. Pienso.

Uno, dos, tres…

Plum




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lunes, 28 de enero de 2008

El Escapista

Una breve charla bastó para arrinconarme:

-¿De qué te escapás?

-Muy bien –dije. ¿Trabajás con Osde?

-Sí.

-Entonces te cuento…

Intenté despedirme entre bromas. El chiste había terminado y era momento de evadirme. Otra vez a la vida para llevar a cuestas algo que viene conmigo.

Por un momento pienso en permanecer en el rincón. Hacerme cargo de la situación para afrontarla. Entender a pesar de todo sin tener miedo a descubrirme.

Está bien…

Acepto estar arrinconado. Aguardo en este sitio y observo. Como una técnica para enfrentar el momento, con el propósito de dilucidarlo.

Daleeee.

Me escapo de las decisiones.

Huyo como un cobarde para no afrontar las pérdidas. Todo por una convicción de triunfos que reniegan de ellas y conservan la ilusión de ser totalizadores. Una suerte de soberbia idílica y omnipotente que reniega de la naturaleza de la decisión.

Es que toda decisión trae inexorablemente consigo una pérdida. Y uno no tiene ganas de afrontarla. Más siendo uno alguien que evita los duelos, quiere contarse un cuento de hadas y asumir una sonrisa para siempre.

Ganar cada día. Sin perder absolutamente nada.

Prefiero cierta ingenuidad que sostenga la ilusión. A afrontar la realidad que aniquile el ánimo.

- ¿Es para tanto?

-Esperá. A dónde vas…

-¿Juan?, ¿Juan?




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