viernes, 16 de mayo de 2025

¿Qué queremos lograr?



A mí me pasa últimamente que no se me ocurre qué quiero lograr, debe ser porque ya lo logré todo.

Gueeenaaa.

En mi país creerse exitoso es un pecado capital. Es casi un mandamiento hacerse el boludo, mostrarse decadente y en lo posible pobre.

Bien pobre.

Es como que un pobre vale más que un rico. Y es visto a todas luces con mejores ojos.

Es el culto al fracaso, la debilidad, el no logro.

De ahí que tantos actúan como carmelitas descalzas.

Será por eso que inconscientemente desde algún recóndito lugar de la profundidad de mi ser hay algo que me dice, che flaquito así está bien. ¿Qué más querés, vo? Quedate Piola.

Ojo que las cosas esclavizan.

Obviamente no soy rico ni nunca quise ser rico. Mi relación con el dinero esencial es tener lo suficiente como para hacer lo que se me antoja sin privaciones y esencialmente vivir en libertad.

Es decir, no estar haciendo esto o lo otro de prepo todos los días. Si no es por ahí. 

Y a esa posta de aparente libertad ya llegué hace años. Por no decir que me las ingenié para residir esencialmente de alguna manera toda la vida en ella. Aunque siempre uno en este país por más que se desangre trabajando siente que está en el borde de la cornisa. Que los gastos lo persiguen sin miramientos y que si afloja un poco tropezará, caerá en la desgracia y el castillo de naipes que edificó con tanto esfuerzo quedará derruido por no decir completamente arruinado.

Así de mala onda y pesimista es el tipo que está agazapado en mi interior y cada tanto pide pista para salir.

Donde le das pie el hombre se da manija y elucubra las desgracias que más o menos con cierta racionalidad puede fundamentar.

Yo lo escucho poquito, porque siempre algo de verdad trae. Pero el tipo es un exagerado, mala onda, catastrófico y esencialmente una mala influencia.

Te intoxica.

Por eso lo callo apenas insinúa aparecer y por eso se mantiene agazapado y al acecho. No jode.

Decía entonces que rico no soy y pobre tampoco.

Estoy en un perfecto equilibrio.

Ser rico me generaría muchos problemas que no quisiera tener, y ser pobre sería la peor de las decisiones que alguien podría tomar. Porque es honrar la debilidad, la impotencia y el fracaso.  O ir en la precariedad y en la penuria.

Cualquier persona que trabaja no es pobre.

Y ser pobre no es ninguna virtud.

De hecho los elogios a la pobreza son una farsa perversa que debería ser erradicada. 

Quienes los balbucean suelen ser los mismos que se aprovechan de ella.

Amén.


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