jueves, 15 de agosto de 2024

Las ovejas


Nada me espanta más que la manada y la vocación de las ovejas por honrar su filosofía a raja tabla, para decretar de alguna manera que uno es uno más del pelotón, está alineado y sigue el rumbo sin chistar que siguen todos.


Deplorable.


Es mejor estar muerto que dejarse llevar por la cobardía que implica renunciar a quien uno es, a sus propias decisiones y a su propio entendimiento.


Si todos creen que es para allá y van para allá, allá ellos. Es su tema, su problema.


Su decisión.


¿Qué importa que todos crean que es para allá y vayan para allá? Más de una vez uno levantó la mano y salió convencido y se le encolumnaron tantos otros acomodaticios que honran más la cobardía que la responsabilidad que implica hacerse cargo de ellos mismos.


Pensar por ellos mismos. Decidir por ellos mismos.


Jugarse por quienes son.


Así que no es de extrañar que muchos o casi todos salgan para allá o para acá, y encima se enojen con otro que diga a su manera…


Un momentito. Yo no voy. O peor aún, yo voy para el otro lado.


Ustedes hagan lo que quieran.


Eso es lo peor que le puede pasar a la manada. Se enojan, se ofenden, hacen lo que pueden para castigar al supuesto díscolo que osa rumbear para donde se le da la gana sin importarle lo más mínimo lo que hace ese ejército de cobardes pusilánimes que bailan al compás de la comparsa. Y sienten que están en lo correcto porque son cinco, diez, chiquicientos que piensan lo mismo, hacen lo mismo, deciden lo mismo, completan los mismos párrafos de la vida…


Por decirlo de alguna manera, sin ofender.


Porque si quisiera ofender podría decir que en verdad son unos pelotudos, no solo unos cobardes. Y presumiblemente esa palabra a más de uno lo ofenda.


Porque a juzgar por la experiencia la verdad ofende.


Y nadie está dispuesto a aceptar que es un pelotudo, un cobarde, un pusilánime que baila al son de la manada porque es incapaz de hacerse cargo de él mismo y tomar sus propias decisiones para construir su vida.


Y encima se enoja si alguien renuncia a la manada y rumbea para donde se le antoje, sin importarle un bledo lo que hagan los demás.


Así que si tuviera que sintetizar diría que hincho por las estigmatizadas ovejas negras, porque son ellas las que en verdad viven.


La mayoría son marionetas inseguras que no pueden decidir auténticamente por sí mismas y se agrupan desde el miedo que les impone evadirse de su responsabilidad de tomar riesgo y asumir las consecuencias que fueran.


Por eso que vivan las ovejas.


Las ovejas negras.


 

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