La respuesta
La respuesta no viene de la nada ni aparece de repente. Es tal vez una búsqueda que persiste durante toda la vida.
Puede uno querer buscar la certeza y desear con todas las ansias atraparla. Pero quizás lo único cierto es que se evade vaya a saber por qué impronta de su naturaleza. Y lo único que persiste es la incertidumbre.
Si la tuviera enfrente le preguntaría cómo funciona. Y si pudiera le exigiría un manual de instrucciones para poder operar con ella. Entenderla, hacernos amigos, andar felices por la vida.
Yo la acepto, y veo que me acepta.
Pero no hay un encuentro cara a cara. Sólo su persistente presencia, que se hace notar con mayor o menor empeño según transcurren los días.
También he notado que se va de vacaciones. Pero he fallado en la observación de determinar con claridad cuántos días, a dónde va, qué período y se ha evadido siempre el anuncio de su vuelta.
Sospecho que me da descanso a mí, que va a buscar a otro.
Hoy la incertidumbre ha vuelto a visitarme. Yo le exijo que hable, que de una vez por todas facilite que la respuesta se exprese. Que no haga abuso de juego y deje al menos un destello de claridad.
No exijo por caprichoso, sino porque estoy convencido de mi derecho a peticionarle.
Así que exijo con determinación para hacer valer mis derechos.
Y lo único que veo es que se encoje los hombros.
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