lunes, 11 de noviembre de 2024

¿Para qué quieren tanto dinero?


No voy a hacer una apología del pobrísimo porque representa esencialmente por elección la debilidad y el fracaso en algún sentido. 


De quien lo elige.


Voy a inmiscuirme en los acaudalados mal entendidos, los que quieren siempre más hasta el último día de su vida, buscando acumular papelitos o pertenencias.


Las que fueran.


No entiendo bien esa lógica y no me interesa en lo más mínimo. Debe ser porque veo a gente de sesenta, setenta o más años entrampadas en lógicas que los apresan.


Y nada es más valioso que la libertad.


Escaparse de lo indeseado y lo que obliga, para dejarse llevar por los vientos del auténtico deseo.


Neruda.


Cuando observo a esos susodichos embrollados en circunstancias y problemáticas que les imponen sus propias ambiciones inacabables me pregunto qué quieren, o qué pretenden, o a dónde quieren llegar?


O a quién le quieren ganar?


Son todas preguntas que están en el trasfondo de esa mirada, que observa a esos seres empeñados en conseguir cosas, negocios, dinero.


Más dinero.


Siempre más.


Dinero.


¿No sabrán que se van a morir? ¿Estarán escapando de la muerte? ¿Tienen la virtud del inconformismo o la maldición del inconformismo insondable? 


¿Estarán embolados de su propia realidad?

¿Tienen miedo?


¿Qué carajo les pasa a los que se embarullan con el tema de tener más y más dinero de manera enfermiza? ¿No tienen límites?


¿Tendrán el pene pequeño?

No tengo las respuestas y no sé si tengo muchas más preguntas.







Leer Más...

¿Sirve el cacareo?



Si no fuera por Leticia, que no se llama Leticia, quizás no estaría escribiendo esto con intención de dilucidar los comportamientos efectivos en el accionar humano.


Uno puede embaucarse en verborragias más o menos eficientes que persiguen el propósito de incidir en la realidad para encauzarla o transformarla positivamente.


Puede también mantenerse al margen sin ejercer la palabra y ser un espectador de la realidad que acontece.


O bien puede emerger como un equilibrista conteniendo el decir y ejerciéndolo solo de manera pertinente en caso de que fuera hecesario ejercerlo.


Como muy buen hizo Leticia, no en una, sino en dos oportunidades. La primera en una conversación personal donde actuó de manera inteligente, medida, cautelosa, con la sapiencia de quien tiene experiencia y valora más escuchar que decir.


Y en la segunda oportunidad de manera precisa, pertinente, guiada por el único objetivo necesario que era lograr lo que quería sin mayores vueltas.


Es gracias a esa actitud propia de las personas maduras e inteligentes, que uno observa la conveniencia de evitar embrollarse en cacareos inefectivos que no llevan a ninguna parte.


Con la salvedad que cierta participación en cacareos es necesaria para evitar que cualquier señorita cacareante entreteja novelas en apariencia creíbles pero en esencia mentirosas, propias de fabulaciones o insanas elucubraciones, a los fines de generar  quilomvos y perjuicios.


De modo que el accionar responsable es iluminado por el accionar de Leticia, con la salvedad que antecede y es necesaria para evitar que cacareantes sin sustento pero con habilidades de simulación establezcan pretenciosas verdades mentirosas ante cualquier desprevenido que caiga en la trampa.


Y si bien yo no tengo nada que ver en este meollo ni soy parte del entuerto, agradezco que las circunstancias de la vida me ofrezcan la posibilidad de observarlo todo para aprender del comportamiento humano y definir el proceder más conveniente a los efectos de sobrellevar de la mejor manera posible las circunstancias de la vida que se puedan presentar.


Sin caer en la verborragia  ni en la sumisión de quien convalida lo que no es cierto.




Leer Más...

jueves, 31 de octubre de 2024

Cómo relacionarse con la decadencia



Siendo yo un aspirante a viejo con tendencia cascarrabias, me veo en la obligación de inmiscuirme en ciertos pormenores de esta cuestión a los efectos de articular los pensamientos, decisiones, y comportamientos que juzgue convenientes para vérmelas con la decadencia que se presenta en las circunstancias más diversas.


Sea el sorete del perro que pisé y/u observé en la vereda, el parlante bullicioso del tarambana de turno, él o la descerebrada que cruza sin mirar o anda a velocidad que solo puede permitir la impunidad de un país bananero.


Y tantas cosas más.


Que no pienso enumerar para no acelerar la tendencia de cierto proceso evolutivo que opera desde mi intimidad en forma silenciosa pero sistemática y me arrastra hacia la gestación de un viejo rezongón que lo único que hace es señalar los desbarajustes de la cotidianeidad con intención de subsanarlos, y se queda mascullando el enojo de quien atestigua lo improcedente, lo injusto, lo indudablemente desafortunado que afea al mundo y erosiona las circunstancias que sean.


Por no decir estar en un laguito en silencio conectado en el universo como Dios manda.


Yo he pensado que debo sostenerme en pie para no sumarme al ejército de cómplices, acomodaticios y pusilánimes, que con su inacción toleran cualquier desgracia y facilitan que la voluntad de la decadencia se asiente y perpetúe en perjuicio de todos.


Y por tal situación me he sentido siempre movilizado a obrar con palabra que incida para educar el despropósito, logrando para decir verdad, ciertos éxitos pasajeros e inmemorables, porque la tendencia de la decadencia es cizañera, persistente y caprichosa.


No se rinde, sino que se acentúa.


Así que los correctivos educativos para ser franco y preciso debo reconocer que son irrelevantes porque su efectividad es de dudosa permanencia.


Es por esta situación que me pregunto si debo acentuar la técnica de la evación para huir de las viscicitudes decadentes o debo persistir en la lucha de quien no se rinde ante el despropósito y la degradación.


Si no fuera por la inminente posibilidad de terminar siendo un viejo cascarrabias no consideraría en lo más mínimo la posibilidad de deponer las armas y aceptar que la decadencia haga de las suyas.


 




Leer Más...

viernes, 25 de octubre de 2024

¿Cuál es la decisión correcta?


Así como respiramos tomamos decisiones.


Algunas son en apariencia irrelevantes, otras tienen mayor relevanncia y otras parecerían ser cruciales para definir la vida que tendremos y el futuro que vamos a construir.


Se puede vivir sin pensar.


O pensando poco.


También.


Y es una posición posible y respetable. Quién dijo que hay que pensar para decidir cuestiones menores, de mayor importancia o significativas.


Los racionales, los pensantes, los maduros. Los que creen que ante las disyuntivas de la vida es mejor detenerse y reflexionar antes de resolver cualquier cosa como loco sin manija.


Creo que se dice así.


Por eso la salvedad. ¿Cuál salvedad:? La que refiere a la posibilidad de decidir sin pensar o pensando poco.


Hay que ser respetuoso de la decisión ajena, sobre todo cuando las consecuencias de esa decisión le recaen al otro sin afectarnos en lo más mínimo, porque es el otro quien recibe los beneficios o perjuicios de lo decidido.


Las consecuencias lo siguen indefectiblemente.


De ahí que cualquiera puede decidir lo que se le antoje, lo que no puede es librarse de las consecuencias que producen sus decisiones.


Mirá vos.


Volviendo…


La vida así.como es una sucesión interminable de problemas, es un escenario que exige la asunción de decisiones, aún cuando alguien pretenda no decidir que es también una decisión en sí misma.


Es decir, ¿no decidimos? Estamos decidiendo no decidir. Y esa decisión suele caracterizarse por la debilidad y la exposición a la decisión ajena, que puede personalizarse en alguien o bien sintetizarse en el mundo externo que cobra distintas formas y se pronuncia por nosotros si no decidimos.


Cuántas cosas, ¿no?


Así que la decisión correcta es de alguna manera perseguida en la cotidianeidad con la intención de atraparla como sea. Muy posiblemente la atrapa más y con mayor eficiencia, quien la busca con reflexión y responsabilidad. Y la atrapa menos quien obra con la lógica de impulsividad y carambolas. 


Pero en el trasfondo me quedo pensando que la decisión correcta en sus aspectos más relevantes tiene que ver con la intención de estar siempre alineada con nuestros valores, con la persona que somos y con la que aspiramos a ser.


No sabría exactamente cuál es la decisión correcta pero creo que siempre es por ahí.






Leer Más...

sábado, 19 de octubre de 2024

¿Cómo evitar los problemas?


Podríamos adentrarnos en esta cuestión para explorar el tema y adquirir cierto nivel de lucidez y destreza que posibilite maniobrar con mayor conciencia a los fines de obtener los mejores resultados posibles en este asunto.


Crucemos los dedos….


Los problemas vienen y van, obviamente. La vida viene con problemas de manera inexorable. Algunos chiquitos, otros más grandes y otros más gigantescos.


¿Qué hacer?


Bueno, en eso estamos.


Quizás lo primero es aceptar la naturaleza de las cosas.


Vivimos, tenemos problemas.


Sanseacabó.


Puede uno quejarse, decir que no puede ser, que esto no está bien. Que está desbarajustado. Es injusto.


Etcétera.


Pero para ganar tiempo hay que hacer el duelo con la mayor celeridad posible y aceptar la naturaleza de las cosas para pasar sin reticencias al paso dos.


¿Cuál es?


Mirar la cuestión. Es decir hay problemas, okey. Ya está, acepto. Vivo, tengo problemas. De acuerdo, me la banco, es así.


A quejarse al campito.


Ahora bien, están los problemas y estamos nosotros. Es decir, sabemos que la vida es una sucesión de problemas. 


Y entonces, ¿qué carajo hacemos?


Concebir y accionar.


¿Qué podemos hacer ante el problema? ¿Cuál es nuestra capacidad de acción? ¿Es un problema nuestro o nos están invitando a entrometernos en un problema ajeno? ¿Cómo podemos resolver con la mayor eficiencia posible este problema?


Pienso estratégicamente, visualizo escenarios que se reconfiguran ante posibles movimientos.


Actividades.


Ajusto.


Avanzo, retroceso. 


Me detengo y vuelvo a observar. Tengo que visualizar los siguientes pasos. Las consecuencias de cada uno de los eventuales movimientos.


Decido.


Acepto que algo se pierde, que no siempre se gana. Suelto una pieza para qudar mejor posicionado. 


Avanzo y como.


Perdón, ¿no era ajedrez?


Decía…


Hay que trabajar el problema y sobrellevarlo de la mejor manera posible hasta superarlo.


Salvo que se quiera vivir con una piedra en el zapato. Que es la incomodidad cómoda en algún sentido de la queja que vanagloria el perezoso o quien carece de ímpetu para vérselas con las dificultades y se acomoda a la debilidad asumiendo con compromiso la habilidad de relatar excusas.


Dicho esto, avancemos con lo otro.


A saber…


Podemos tener una actitud que disminuya los problemas o los acentúe. Una actitud que los fomente o contribuya a que no existan.


¿No?


Si uno quiere por ejemplo tener buena salud es relevante que haga su parte. No tomar, no drogas, comer sano, dormir bien, hacer ejercicio, no sal, no azúcar, evitar toxicidad mental, fomentar positivas influencias, meditar, yoga…


Si quiere problemas puede desatenderse de esas cuestiones y hacer lo contrario. De esa manera favorecería construirlos primero y luego vinencuarlos.


Así con todo.


Por ejemplo los descerebrados que andan a velocidad de descocado en moto y sin casco 


Por mencionar alguna circunstancia de quien se auto genera problemas.


O dicho con más precisión, de quien se genera las circunstancias propicias para tener problemas.


Y después están los problemas que uno elige, que son los más interesantes.


Son los problemas productivos, los obstáculos que deben superarse para llegar a buen puerto.


Construir la vida y la realidad que fuera.


El problema de desarrollarse, por ejemplo. Quizás el problema más relevante de todos.


El de llegar a ser la potencialidad que hay en cada uno. En beneficio propio y ajeno.


Si uno es débil se acobacha en su propio ser, se recluye en su realidad y queda apaciguado ahí, como mermado.


Cómodo, tranquilo, con poquitos problemas.


Quizás sólo los que se presentan por el trajín de la realidad.


Mañana le duele una muela, otro día le aparece una gotera en su casa. O se le pincha una goma.


Qué se yo.


Pero los grandes logros vienen de quienes se crearon a sí mismos y tuvieron el coraje de superar obstáculos y resolver grandes problemas.


Gracias a ellos el avión, el tren, la luz, la computadora.


Y tantas cosas más que nosotros, que hacemos lo que podemos y queremos, disfrutamos.


Obviamente no es una condición inventar nada, es una consecuencia de las lógicas del logro.


Ya es bastante con inventarse la vida y guiarse con la intención de contribuir en las circunstancias que sean.


Más allá de cualquier reconocimiento o resultado.


Ustedes, ¿qué problemas productivos se van a generar?






Leer Más...

lunes, 14 de octubre de 2024

¿Qué ves?



No es que uno pueda ver lo que se le antoja y entonces luego se alinean los planetas con la fuerza de la atracción que lo arrastra hacia ese futuro inevitable que imaginariamente supo construir gracias a su capacidad imaginativa que obra como una suerte de milagro para producir la realidad que fuera.


He dicho.


La imaginación está delimitada vaya a saber uno por cuantas cuestiones.


A saber…


Ehh, veamos…


Bueno, a saber:


Primero.


Primero las posibilidades imaginativas están condicionadas por la historicidades del sujeto, su entorno, sus vivencias, sus influencias.


Y vaya a saber qué más.


El tema que siempre es más o menos así. No es así de manera concluida. Si no que es más o menos así, lo que quiere decir que no es así de modo definitivo y unívoco. Puede ser más o menos, un poquito así o mucho así.


Y si bien jugar es parte de escribir tanto como pensar, que las cosas sean un poquito así y que uno tire del ovillo para desanudar un poco está bastante bueno, porque algo sospechemos que aporta, aunque sea un vestigio de lucidez y una provocación para el intelecto ajeno, que puede dar sus pasos hacia la claridad y el entendimiento aunque siempre se mantenga distante el avivamiento definitivo.


Decía.


Que la imaginación es central, es crucial, constituye en verdad el condicionamiento esencial para producir la vida y la realidad que terminamos viviendo.


Uno es capaz de crear lo que es capaz de imaginar.


Entonces a partir de ese tironcito del ovillo hay que segur desanudando a ver si encontramos algo más.


Primero la imaginación entonces. Después hay un sinnúmero de cuestiones que podrían problematizarse pero exceden a un escrito breve en apariencias chapucero que no tiene mayor aspiración que incentivar inquietudes y azuzar la reflexión.


Los escritos inspiracionales no pretenden alcanzar precisiones científicas. Mucho menos en cuestiones humanas, donde esencialmente no existen.


Pero para ir al grano con los asuntos relevantes, apuntaría como necesidades básicas para que la imaginación concluya en realidad, el compromiso, la responsabilidad y la acción irrenunciable del hombre determinado que no sólo cree en la imaginación sino que la vive como verdad incuestionable.


Viendo y sintiendo lo que al parecer no se contempla ni se observa.


Porque cualquier hombre que es preso de su imaginación está en la realidad que otros hombres no pueden ver.


Y esa realidad que ve vívidamente es su destino.






Leer Más...

jueves, 3 de octubre de 2024

La mala sangre


Es esencial por no decir determinante maniobrar bien en la materia porque de lo contrario uno puede perjudicarse y hasta amargarse la vida.


No tiene sentido.


Más vale estar atento y sacarse los sátrapas de encima.


Digo, por metaforizar algo.


Porque los chantas, los vivillos, los estafadores andan a la pesca como el borracho del boliche que quiere pelear a toda costa, empuja, molesta, tira el vaso de cerveza sobre uno y recién se deja de joder cuando la verdadera víctima no aguanta más y le zarpa un castañazo.


Bien merecido que lo tiene.


No es un castañazo buscado, querido, ni siquiera celebrado. Es simplemente un acto justiciero que detiene el perjuicio que el borracho generaba con decisión de acentuar.


Empuja, tira el vaso de cerveza, pega y después qué?


Hasta ahí.


La mala sangre decía es conveniente evitarla, por decisión propia evadiéndose de esos personajes de mierda que se las rebuscan para aparecer en nuestras vidas, jodernos y salirse con la suya a costa de la maldad, la insana picardía y el compromiso con cierta filosofía de cuarta que se caracteriza por representar con elocuencia la degradación del ser humano que la asume y honra.


Hay que escaparse siempre de esos personajes nefastos y apenas se los reconoce no darles medio segundo más para que entren en nuestra vida.


Y esto lo digo esencialmente por otro chanta que se las ingenió para embaucarme un buen tiempo mientras se creía el más vivo de todos hasta que por fin llegó el castañazo.


Que no fue físico, por supuesto.


Solo un correctivo tan decisivo como simbólico que lo dejó haciendo firulete.


Que se vaya a estafar a otra parte.






Leer Más...