Podríamos adentrarnos en esta cuestión para explorar el tema y adquirir cierto nivel de lucidez y destreza que posibilite maniobrar con mayor conciencia a los fines de obtener los mejores resultados posibles en este asunto.
Crucemos los dedos….
Los problemas vienen y van, obviamente. La vida viene con problemas de manera inexorable. Algunos chiquitos, otros más grandes y otros más gigantescos.
¿Qué hacer?
Bueno, en eso estamos.
Quizás lo primero es aceptar la naturaleza de las cosas.
Vivimos, tenemos problemas.
Sanseacabó.
Puede uno quejarse, decir que no puede ser, que esto no está bien. Que está desbarajustado. Es injusto.
Etcétera.
Pero para ganar tiempo hay que hacer el duelo con la mayor celeridad posible y aceptar la naturaleza de las cosas para pasar sin reticencias al paso dos.
¿Cuál es?
Mirar la cuestión. Es decir hay problemas, okey. Ya está, acepto. Vivo, tengo problemas. De acuerdo, me la banco, es así.
A quejarse al campito.
Ahora bien, están los problemas y estamos nosotros. Es decir, sabemos que la vida es una sucesión de problemas.
Y entonces, ¿qué carajo hacemos?
Concebir y accionar.
¿Qué podemos hacer ante el problema? ¿Cuál es nuestra capacidad de acción? ¿Es un problema nuestro o nos están invitando a entrometernos en un problema ajeno? ¿Cómo podemos resolver con la mayor eficiencia posible este problema?
Pienso estratégicamente, visualizo escenarios que se reconfiguran ante posibles movimientos.
Actividades.
Ajusto.
Avanzo, retroceso.
Me detengo y vuelvo a observar. Tengo que visualizar los siguientes pasos. Las consecuencias de cada uno de los eventuales movimientos.
Decido.
Acepto que algo se pierde, que no siempre se gana. Suelto una pieza para qudar mejor posicionado.
Avanzo y como.
Perdón, ¿no era ajedrez?
Decía…
Hay que trabajar el problema y sobrellevarlo de la mejor manera posible hasta superarlo.
Salvo que se quiera vivir con una piedra en el zapato. Que es la incomodidad cómoda en algún sentido de la queja que vanagloria el perezoso o quien carece de ímpetu para vérselas con las dificultades y se acomoda a la debilidad asumiendo con compromiso la habilidad de relatar excusas.
Dicho esto, avancemos con lo otro.
A saber…
Podemos tener una actitud que disminuya los problemas o los acentúe. Una actitud que los fomente o contribuya a que no existan.
¿No?
Si uno quiere por ejemplo tener buena salud es relevante que haga su parte. No tomar, no drogas, comer sano, dormir bien, hacer ejercicio, no sal, no azúcar, evitar toxicidad mental, fomentar positivas influencias, meditar, yoga…
Si quiere problemas puede desatenderse de esas cuestiones y hacer lo contrario. De esa manera favorecería construirlos primero y luego vinencuarlos.
Así con todo.
Por ejemplo los descerebrados que andan a velocidad de descocado en moto y sin casco.
Por mencionar alguna circunstancia de quien se auto genera problemas.
O dicho con más precisión, de quien se genera las circunstancias propicias para tener problemas.
Y después están los problemas que uno elige, que son los más interesantes.
Son los problemas productivos, los obstáculos que deben superarse para llegar a buen puerto.
Construir la vida y la realidad que fuera.
El problema de desarrollarse, por ejemplo. Quizás el problema más relevante de todos.
El de llegar a ser la potencialidad que hay en cada uno. En beneficio propio y ajeno.
Si uno es débil se acobacha en su propio ser, se recluye en su realidad y queda apaciguado ahí, como mermado.
Cómodo, tranquilo, con poquitos problemas.
Quizás sólo los que se presentan por el trajín de la realidad.
Mañana le duele una muela, otro día le aparece una gotera en su casa. O se le pincha una goma.
Qué se yo.
Pero los grandes logros vienen de quienes se crearon a sí mismos y tuvieron el coraje de superar obstáculos y resolver grandes problemas.
Gracias a ellos el avión, el tren, la luz, la computadora.
Y tantas cosas más que nosotros, que hacemos lo que podemos y queremos, disfrutamos.
Obviamente no es una condición inventar nada, es una consecuencia de las lógicas del logro.
Ya es bastante con inventarse la vida y guiarse con la intención de contribuir en las circunstancias que sean.
Más allá de cualquier reconocimiento o resultado.
Ustedes, ¿qué problemas productivos se van a generar?
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