domingo, 21 de septiembre de 2025

Ser


Uno es quien es y también quien puede llegar a ser.


Esa es la cuestión.


Hay quienes se recluyen en sí mismos y dejan reposarse en el extremo de la fijadez, sosteniéndola como pueden.


Y hay también quienes se aventuran a una suerte de re invención que los despliegan desde quienes son hacia quienes pueden llegar a ser.


La decisión estratégica es tan personal como significativa.


Y también respetable, porque cada uno tiene la responsabilidad indelegable de decidir lo que quiere hacer con su persona.


Se puede elegir vivir más o vivir menos.


Por ejemplo.


De la casa al trabajo. Del trabajo a la casa. 


Y a la noche ver el partidito.


Es una elección. Que a veces inquieta porque no son pocos los que desde la simpleza o la vocación por aferrarse a la rutina deciden gastarse la vida.


A veces con felicidad estridente.


Lo cual repliega cualquier decir que pueda sentirse inclinado a cuestionar ese tipo de vidas.


Si el objetivo quizás emblemático es la felicidad, y está repleto de susodichos que la encuentran por ahí, qué se puede agregar.


Nada por decir.


Algo parecido ocurre con la fijadez. Todavía recuerdo una charla que di hace ya demasiados años sobre desarrrrollo personal, en un salón donde estábamos alrededor de 20 personas.


Estaba imbuido en un entusiasmo que me llevaba a invitarlos a explorar la fascinante posibilidad de construirse como personas.


Fue ahí cuando José levantó la mano y dijo que estaba bien así. Que no quería cambiar absolutamente nada.


Estaba tan convencido y comprometido en su posición que no gasté ni medio minuto en persuadirlo del beneficio que pudiera generarse si asumiera la intención de mejorar algún aspecto de su persona.


Está bien así, dijo. Y decidió su elección y su destino.


Otros en cambio nos entusiasmamos con asumir la potencialidad en vez de recluirnos en la rigidez, no porque seamos unos eternos inconformistas, sino porque creemos en los inestimables beneficios de la superación personal.


Cuando la persona progresa, no solo enriquece su experiencia vital y posibilidades, sino que impacta positivamente y ensancha su mundo.


Más recursos personales son más posibilidades y la oportunidad de participar de una vida más enriquecida.


Por eso cada uno sabrá qué es lo que quiere hacer con su propio ser.


Resignarse quizás con gusto a la quietud o hacerse cargo de la aventura de construirse a sí mismo.


Con la expectativa de encontrar a la mejor persona que pueda descubrir.



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